El proyecto, destinado a una casa de playa, se encuentra situado en la parte sur de Lima, en una meseta del balneario de Santa María, es el escenario para esta casa de uso temporal.

El edificio se genera a partir un patio de doble altura, que representa el espacio infinito y la forma vacía, así logra la interrelación entre el exterior e interior. El patio como arquetipo, espacio de paso y de encuentro, también es el jardín que le otorga la dimensión de casa.

La casa pretende beneficiarse de las condiciones que ofrece el solar enfrentando sus espacios al océano, teniendo en cuenta su topografía, se ocupa con la forma de aterrazamiento escalonado para aprovechar esta privilegiada ubicación. El propósito es sacar ventaja de las vistas encuadrando el paisaje exterior, objetivo que se logra mediante las fachadas completamente vidriadas.

Desde el ingreso, se enmarca el paisaje que define la línea del horizonte sobre el mar, el parapeto de la terraza situado a la altura de los ojos sirve para afirmar la horizontalidad y quitarle de presencia a los elementos verticales, como las columnas, para    dar la apariencia, que el techo no tiene soporte, sensación que se acentúa por los volados y las teatinas con la entrada de   luz de forma homogénea.

 Los límites entre lo exterior e interior se disuelven en una continuidad que es posible mediante la trasparencia, entendiendo que no son espacios opuestos, sino que son espacios compartidos en una continua comunicación